Desde tiempos romanos en la época de Julio César Sevilla cuenta con una red de murallas, puertas y postigos, que los árabes mejorarían, fortalecerían, y que desaparecerían para siempre en el siglo XIX, quedando tan solo la Puerta de la Macarena y el hoy mencionado Postigo del Aceite.
Postigo del Aceite. |
El postigo se encuentra en la confluencia de las calles Almirantazgo, Arfe y Dos de Mayo junto a las reales atarazanas, y daba paso al arenal. Su nombre en tiempo árabe fue Puerta de los Barcos al estar junto a las atarazanas, pero su nombre cambiaría rápidamente.
Imagen que muestra como era la vida entorno al postigo en tiempos pasados |
Junto a la puerta se encuentra una capilla de pequeñas dimensiones construida en el siglo XVIII, con retablo barroco y una imagen de la inmaculada atribuida al insigne escultor imaginero Pedro Roldán, y está regentada por la hermandad de la Pura y Limpia del Postigo.
Este es también sin duda, uno de los emblemas de Sevilla y lugar de paso de muchos sevillanos, sin duda uno de los lugares más hermosos de esta ciudad y un rincón muy acogedor. Lugar de paso obligado para muchas cofradías, sobre todo las del sur de la ciudad y las de Triana, por aquí pasa la Paz, la Estrella, los Estudiantes, San Gonzalo, Esperanza de Triana y el Cachorro entre otras.
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