Alcolea del Río es un pueblo que vive al compás de las campanas, las campanas son nuestro corazón, que con sus repiques, matines, toques de Ángelus, de Ánimas, de misa, de gloria, de difuntos o simplemente dando la hora, marcan con sus latidos el pulso de nuestro pueblo.
Torre campanario de la Parroquia de San Juan Bautista. |
Una campana ronca y grave, canta las horas, los cuartos y las medias desde nuestra Casa Consistorial, mientras le contestan serenas desde nuestra Parroquia de San Juan Bautista campanas de Cristal. Hoy en día los relojes abundan en las casas o en nuestras muñecas, pero sabemos que esas campanadas que antaño eran el único reloj que muchos consultaban, siguen siendo el metrónomo de nuestro pueblo, campanas que nos marcan el compás, haciendo sordas palmas flamencas a la soleá de nuestras actividades diarias.
Reloj del Ayuntamiento, que marca los compases de nuestro pueblo. |
Pero cada día al llegar las doce de la mañana las campanas tocando el Ángelus, nos recuerdan con repiques de alegría que es la hora de la Virgen. Ese son de una campana volteando que nos dice que "se enrojecieron los cielos, a eso de media mañana" y "el campesino dejó la tierra donde labraba" porque "el Ángel del Señor anunció a María". Es ese volteo añejo que nos recuerda nuestra torre parroquial, y que desde hace siglos en todas las espadañas de los cortijos, ermitas o conventos invitaba a abandonar las labores diarias durante unos minutos y rezar el Ángelus.
En la plaza del Cristo, hay una blanca espadaña con una esquila de plata, que con toque frenético de cuerda nos llama los viernes a misa o a los cultos de la Hermandad del Stmo. Cristo de la Vera-Cruz y Ntra. Sra. del Rosario. Y la esquila de plata, cuando llega mayo y octubre, entre cohetes se vuelve loca, para decir con alegría, ¡Viva la Virgen del Rosario!. Pero en cuaresma. el viejo campanil de plata, se vuelve cobre, verdoso, oxidado, para con toque lento y pausado llamarnos ante Cristo, muerto en su Vera-Cruz y vivo en la llama del cirio verde.
Alcolea tiene en el Cristo,
una esquila plateada
que le reza Ave Marías
a una hermosa Paloma Blanca.
El Rosario está rezando,
en el Cristo una campana
y al ver su carita hermosa,
quiere salir de la espadaña.
Capilla del Cristo con su blanca espadaña y la vieja esquila. |
Por otro lado, en la Plaza de España, tiene Alcolea una Torre, esbelta y elegante, vestida siempre de cal y de albero, coronada de cerámica vidriada azul y blanca. Una torre de los colores de la Virgen, una torre para el Consuelo y una torre que cuando llega septiembre, repica a gloria para nuestra Patrona, mientras le contestan vivos y silbantes cohetes. Y en Alcolea se nos acelera el pulso cuando el 1 de septiembre, a las siete de la mañana, se oye el primer cohete y suenan repiques de Gloria en nuestro pueblo, y no tenemos más que decir que "¡Viva la Virgen del Consuelo!".
Un cohete subió al cielo,
una campana le contestó
y al unísono gritaron
¡Viva la Madre de Dios!
En septiembre, en Alcolea,
suenan campanas de cristal
para la Virgen del Consuelo
Nuestra Madre Celestial.
Y la campana que sonó a gloria, lloró amargamente, con quejidos pausados de bronce, llora de mujer o de hombre, llora y se hace el silencio. Campana de difuntos, que con toque sobrio y dolorido nos dices con resignación, que Alcolea está dolorida, porque un alcoleano o una alcoleana, para siempre nos ha abandonado. La campana que dobla en Alcolea para decirnos que "algo se muere en el alma, cuando un amigo se va" es la campana de difuntos, que ya abandonó la Estrella Sublime del Consuelo, para llorar amargamente por Amarguras de Font de Anta.
Y siguen las campanas repicando, pero en el tiempo se perdieron algunos toques, como aquel que decía, ¡Fuego!. Ya no se oyen repicar por catástrofes o incendios, pero antaño, hace aún menos de un siglo, las esquilas y campaniles repicaban con más fuerza de lo normal cuando un incendio nos sorprendía, era entonces cuando se unían todos los alcoleanos y con sus cubos y barreños, todos juntos acudían para sofocar el fuego.
Esquilas, campanas y campaniles de Alcolea: que nunca nadie sea capaz de callaros, que los alcoleanos queremos que sigáis siendo la voz de nuestro pueblo, queremos que sigáis pregonando nuestras tradiciones, que a golpe de campanas sepamos qué ocurre o qué hora es. Alcolea, no dejes nunca de ser pueblo de campo, de azahar y campana, potenciados por la brisa suave del Guadalquivir.
P.D: Mis agradecimientos a Pedro Luis Recuero Montero por cederme amablemente las fotos de las Vírgenes del Consuelo y del Rosario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario